viernes, 14 de octubre de 2011

Corazón roto, parte 4.

No soy de los que huyen. No soy de los que tiran todo por la borda. No soy de los que... Simplemente no soy así. Pensé en dejar a Emma. La presión de la boda y de tener que ser y hacer todo lo que los demás esperan que sea, es de muchos modos frustrantes. Ser el Eduardo que mi padre con tanto esfuerzo educó, hace que el Eduardo que yo mismo eduqué, tambalée.

El impulso de hace unos segundos hace arder mi cabeza, pues solo he salido caminando de la iglesia. No sé que dirán los demás y en realidad no me importa. Hoy he sentido que tomé una larga carretera y casi llegando a su final siento la necesidad de regresar hacia donde fué el comienzo.

Qué se supone que haga un hombre que se encuentre en mi situación? Serán los demás valientes o unos cobardes como yo?

La odisea de estar cerca de estas 2 hermosas mujeres y no decirdirse sobre quien es la que amas más.

Vanessa es hermosa e inteligente y cómo me hace reír. Lo único que de ella sería su modo de ser tan obvia. Es tan fría  para que no me dé cuenta de que me ama, pero es en vano. Y yo no soy tan bueno ocultando lo felíz que me hace estar cerca de ella. Cada vez que hablo con ella, recuerdo porqué me enamore en la universidad. De como tiemblo cuando me toca.

Por otro lado, Emma es tan complicada y ruidosa y le encanta ser el centro de atención pero a la vez, es bondadosa y hermosa y tan extrovertida que hace que un tipo callado como yo se ría con ganas. Como le he dicho: es el Ying de mi Yang. Algo tan diferente que funciona a la perfección.

No. Qué hago? Debo volver, tengo que volver, quiero volver. Esta es la ultima oportunidad que tengo de ser felíz y seguir dándole sentido a mi vida.

*Todos se miran al verlo entrar a la iglesia. Se dirige hacia Vanessa*

-Debí decirte esto hace mucho. Hace 5 años nos besamos y fue grandioso. Eres de las mejores cosas que ne ha pasado en la vida, conocerte y ser tu amigo. No eres buena mintiendome y por eso quiero que me perdones, por ser un idiota, por no decirte que recuerdo ese beso que nos dimos, por haber tenido miedo a que no me quisieras. Hace 5 años, debí llamarte y decirte que te quería. Ahora te digo que aún te quiero. Perdón. No me odies.- mira a Vanessa a los ojos.

-No puedo hacerlo aunque quisiera. -Dice Vanessa en voz baja y llorosa.

*Extiende su mano*

-Vamos, escapate conmigo. Dejemos todo atrás. Lo correcto, lo incorrecto, lo que los demás esperan. Vamos, solos, tu y yo.

*Emma lo mira, sonríe y sale con la mano sujeta a la suya. Antes de llegar a la salida, Eduardo se voltea*

-Vas a este bien Vanessa?

-Ya me estoy sintiendo mucho mejor.- Exclama Vanessa.

*Esboza una sonrisa y sale de la iglesia*


No soy de los que huyen. Y efectivamente, no huí. Solo tuve que mirar atrás para darme cuenta que es Emma todo lo que deseo. Mientras caminaba devuelta, solo pensaba en ella. Y como dicen por ahí: 

Cuando lo sabes, simplemente lo sabes.

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